viernes, 17 de noviembre de 2017

Día 14-17- Waitomo Caves (GlowWorms)

¡Kia Ora!

Tras el día lleno de ilusiones de ayer, hoy nos espera por delante un día muy intenso y lleno de aventura y riesgo... ¡para conocer a los famosos glowworms! Para ello nos tocará hacer de gollum un poco (ayer vimos Hobbiton, tenéis que esperar bromas como esta) y pasear por las cuevas de la región de Waitomo.

Os quiero adelantar que hemos visitado las cuevas en dos ocasiones. ¿Y qué dos visitas hemos hecho y por qué motivo?


  • Día 14 (hoy) - Visita a las Ruakari Caves a través de la actividad Black Abyss, una excursión de 5 horas a través de la cual conoces en profundidad las cuevas... rápel de 35 metros, excursión, aguas heladas, tirolinas subterráneas... y no olvidemos, ¡conocer los fantásticos glowworms que sólo pueden encontrarse en tres zonas en el mundo! ¡espectacular!
  • Día 17 - Visita a las Waitomo y Ruakari Caves, esta vez en modo más turista. Waitomo ofrece una maravillosa inmersión en el mundo de los Glowworms mientras que Ruakari se distingue más por la arquitectura de la cueva. 


Como ya explicaré, volveremos a la zona de las cuevas porqué el día 17 teníamos prevista una excursión que fue imposible realizar por el mal tiempo... ¡pero valió la pena! Y la excursión la hicimos al día siguiente. ¿Y qué son los glowworms?


  • Los glowworms no son gusanos, sino una familia de larvas de insecto que brillan a través del fenómeno de bioluminiscencia.
  • Viven en lugares donde puedan colgarse, donde no exista la luz y tengan acceso a agua, por lo que las cuevas de la región de Waitomo cumplen perfectamente. Además de en Nueva Zelanda se pueden encontrar en Australia y en un estado de USA (Alabama creo).
  • Su ciclo de vida dura 11 meses. Los 9 primeros los invierten en alimentarse, colgándose del techo de las cuevas y elaborando tiras extra-fuertes para atrapar a insectos, cual araña. Estas tiras paralizan a la víctima y les condenan a una muerte dolorosísima, puesto que la larva sorbe al animal cual smoothie. Tras este periodo realizan un capullo que durará dos semanas y emergen como mosquitos que vivirán unos 2-3 días... por no tener aparato digestivo (menudo desastre de animal).
  • Por ello dedican sus últimos días a aparearse. El macho muere tras el 'acto' y la hembra tras poner los 150-200 huevos en bloques de 20-30. Las primeras crías que nazcan se alimentarán del resto, y vuelve a empezar el ciclo.
  • El animal brilla al expulsar algunos elementos de su cuerpo y entrar estos en contacto con el aire. La luz es utilizada para atraer a las víctimas así como para atraer mosquitos macho para fecundar.
  • Para más información, podéis mirar aquí.


Esta foto no es mía, puesto que no era posible llevar cámara (y se requieren 3min con trípode para capturar una foto así)
(Fuente: https://inspirationalgeek.wordpress.com/2016/03/21/glow-worms-in-motion/)


Ahora que ya tenéis el contexto, dejadme explicaros como fueron ambos días :-)

El primer día (día 14 de viaje) realizamos la visita a las Ruakari Caves con la compañía Black Water Rafting Co., en la modalidad de Black Abyss. Se trata de la excursión insignia de aventura y la que requiere mayor tiempo (5hrs). La única desventaja es que no se permite realizar fotografías (ni llevar cámara, vamos) por lo que las únicas fotos que puedo compartir son las que nos hicieron ellos.


  • Tras confundirnos de tour y reorientarnos, lo primero que hemos hecho tras las primeras explicaciones... ¡ha sido equiparnos! Esto implica básicamente un bañador, un mono de cuerpo completo, chaqueta y calcetines de neopreno y unas botas de plástico, además de un casco. El equipo ha de soportar el rápel, el descenso por las grutas, el ráfting y algo de natación así como una escalada por unas cataratas... así que ha de ser 4x4 y soportar todas las condiciones. Obviamente también nos hemos sacado una foto de grupo bien disfrazados... en caso de que se perdiera alguno por las grutas. ¡Nunca se sabe!



  • La segunda parte ha sido desplazarnos en furgoneta hasta la entrada de la cueva, un agujero de unos 5-6 metros de diámetro de donde colgaban los instrumentos para descolgarnos 35 metros hasta el fondo de las cuevas. Previo a descolgarnos nos han hecho un curso rápido de rápel y algunas prácticas, todo muy estructurado. Allí hemos conocido a unos argentinos muy agradables (a nuestro lado en la foto) con los que hemos ido el resto del viaje. Tras el briefing de seguridad, nos hemos empezado a descolgar uno por uno... ¡y no ha sido fácil!... y es que parte de la bajada tiene un espacio de 1 metro de diámetro y se entraba un poco a golpes, jejeje. En una de las ocasiones un monitor ha tenido que bajar a ayudar a uno del equipo... y luego se ha subido la cuerda a pulso, ¡están muy bien preparados!


  • Una vez abajo, nos hemos amontonado hasta estar todos para ir avanzando como grupo, siempre con un monitor delante y otro detrás, más dos personas que han ido habilitando diferentes mecanismos de seguridad sólo en la primera fase de la visita (luego no nos podían seguir). Hay que ir con cuidado puesto que las cuevas son extensísimas y es muy fácil perderse, por lo que hay que seguir siempre al de delante con atención. Ni qué decir tiene que no hay luz abajo, pero para eso llevábamos nuestros maravillosos cascos con una linterna en medio de la frente. En el primer tramo hemos recorrido parte de la gruta y finalmente nos hemos descolgado con una tirolina a oscuras... ¡espectacular! Al final y como que el frío ya apretaba nos han hecho descansar un rato con un chocolate y algo de azúcar en la mano, para no perder fuerzas y mantener bien la temperatura.



  • Lo siguiente ha sido lo más duro... ¡saltar al agua y hacer algo de ráfting en flotador! Aunque pueda parecer gracioso, el agua estaba MUY fría (y me estoy quedando corto), por lo que realmente ha sido una experiencia remarcable. El flotador nos lo han dado para evitar estar totalmente inmersos en el agua, y es que aún con dos neoprenos la temperatura era insoportable. Lo divertido ha sido que al agua se "salta", no se baja sutilmente, por lo que además nos hemos tenido que tirar con el flotador en el culo cual "Super Mario". Tras un tramo a nado y a remolque (había cuerdas) que se nos ha hecho bien largo, hemos salido del agua para seguir descubriendo las cuevas y sus misteriosos habitantes, los glowworms. Imaginaos decenas de pequeñas luces vivas colgadas en la pared de una cueva completamente a oscuras... era como ver las constelaciones en el cielo. Para ver bien el espectáculo hay que ir en silencio y a oscuras por las heladas aguas, ¡así que eso hemos hecho!


  • Antes de empezar la última parte del tour -que he resumido mucho, recordad que son 5 horas de excursión- nos hemos dedicado a hacer foto painting aprovechando la ausencia de luz, nuestros cascos y los vasos con los que nos han servido otra bebida caliente, que eran de colores. ¡A ver si reconocéis quién ha pintado qué! 


  • El último tramo ha sido uno de los más entretenidos. Hemos empezado a entrar en grutas de dimensiones reducidas -por decirlo finamente- y, la parte que nos ha encantado, a escalar a través de las cascadas. ¡Ahí sí que nos han ido bien las botas! Ha sido extraño ascender a través de una gruta diminuta, con el agua en la cara y buscando la luz del sol.




  • Tras volver al punto de origen nos han servido un par de bagels calientes con mantequilla y sopa de tomate para terminar de entrar en calor, y nos hemos pegado una buena ducha para volver a estar presentables.


En resumen: El día ha sido espectacular, y el único peaje que me ha tocado pagar ha sido la tortícolis que entre el frío y la escalada me ha renacido en el último tramo. Aún así, ¡ha valido la pena! El resto de la jornada la hemos pasado conduciendo a nuestro siguiente destino, Rotorua, ciudad de tradiciones maoríes, spa y otras actividades.


¿Y el segundo día de visita? (día 17 de viaje). Pues nos hemos dedicado a hacer la visita turística a las cuevas de Ruakari y Waitomo.
  • La Cuevas de Ruakari requiere dos horas para visitarse, y es un espectáculo arquitectónico de la naturaleza. Estas cuevas fueron descubiertas por la familia Holden, que luchó por el gobierno por su posesión al estar en su propiedad. Las tribus maoríes no querían entrar en las mismas en el pasado por tratarse de un terreno sagrado en el que -creían- vivían los muertos. Entrar era arriesgarse a perder el alma. El recinto está repleto de estalactitas, estalagmitas, pilares y columnas. La estalactita se origina en el techo de la caverna y, gota a gota, puede terminar formando estalagmitas en el suelo que de juntarse, pasan a llamarse pilares o columnas según el grosor. Hay que pensar que cada 100 años una estalactita gana 1 centímetro aproximadamente, por lo que es crítico no tocarlas. La visita ha consistido en un paseo por las grutas de Ruakari, algunos avistamientos de glowworms y una buena dosis de geología y curiosidades. En este tour sí se podía llevar cámara, pero es imposible hacer foto de glowworms sin trípode, sin tener de 3 a 60 minutos en los que poder estar quieto y con gente haciendo fotos con flash de tanto en cuanto (sí, una hora de exposición, me habéis leído bien). Como me comentó un fotógrafo profesional, sólo es posible obtener buenas fotos propias de glowworms contratando tours de fotografía guiados (que los hacen). En la entrada y la salida se pasaba por una espiral de colores preciosa que servía para proteger la entrada a las cuevas y para 'limpiar el espíritu' con agua antes del acceso. Para terminar, ¡una curiosidad! Las cuevas de Gollum en el señor de los anillos se inspiraron en estas, y el actor que lo encarnaba paso varias semanas visitando las cuevas para "acercarse" al personaje y asustar algunos turistas.




  




  • Las Cuevas de Waitomo son las más populares de la zona y una de las actividades de referencia en Nueva Zelanda, por ser única. En palabras de una guía de nuestra visita del otro día, "si no fuera por las cuevas de Waitomo, aquí no habría absolutamente nada". Estas cuevas tienen una población elevadísima de glowworms y están destinadas a exhibirlos. Aunque lo primero es lo primero, y si en algún momento el volumen de CO2 sube de los limites, cierran la atracción hasta nuevo aviso. La visita se hace en una hora, en completa oscuridad y sin cámaras. El guía que nos ha tocado, con un gran parecido a Danny DeVito, nos ha explicado cómo funcionaban los tours antaño -en resumen: mal, puesto que regalaban trozos de estalactita y perdían visitantes en accidentes- y cómo funcionan ahora. También nos ha explicado con detalle la vida del glowworm y algunos detalles de su existencia. Pero la parte clave, que es para la que uno realmente paga, es el tour en barca por las cuevas. Y es que aquí hay miles de glowworms, por lo que la imagen es sobrecogedora, una de las más espectaculares que he visto en la vida. A continuación os dejo algunas fotos que -salvo la primera- no son mías pero os darán una idea de lo que hemos visto en esta visita.






(Visitad esta web para ver más fotos y saber cómo capturarlas si vais en un tour fotográfico)


Tras la visita a ambas cuevas, hemos comido en el mismo recinto -mientras un pájaro tomaba una pizza de piña a nuestro lado- y hemos vuelto al hotel parando en el mirador de Piriaka (Piriaka Lookout) a disfrutar de las vistas :-)



Y con esto quedan condensados dos días de visitas a las cuevas Waitomo. Espero que os haya entretenido y mañana cambiamos y mucho de temática... ¡toca conocer las tribus maoríes y hacer una excursión con tirolinas por el bosque virgen de Rotorua!

¡Un abrazo!

7 comentarios:

  1. leyendo vuesto relato hasta me ha dado un poco de frio. Con una mantita de los chinos que tengo cerca y un café solucionado. Tienes razón toda una aventura!!! Desde mi prisma que soy algo miedosa (soy la que se queda con las chaquetas y bolsos mientras los demas suben a las atracciones) pienso lo aguerridos y temerarios que sois. En Barcelona hoy es 17 por lo que pienso que en N,Zelanda ya es dia 18. El dia de diferencia que comentaste al principio.
    Las cuevas deRuakari y Waitomo las veo mas tranquilas, relajantes y no menos impresionantes. Entiendo que para que se puedan conservar en este estado las personas que van han de tener respecto por la naturaleza.

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    1. ¡Hola Montse! Te garantizo que hacía MUCHO frío, así que no me extraña que te transmita un poco vía blog ;)

      La conservación de la cueva es la primera prioridad. Es algo que nos sorprende y alegra de Nueva Zelanda, imponen la conservación de la flora, fauna y cualquier patrimonio (como las cuevas) por encima de cualquier beneficio, y cierran en ocasiones las cuevas para garantizar su correcto mantenimiento. Tampoco verás que perforen montañas (túneles), etcétera.

      ¡Un beso de los dos!

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  2. Por si voy algún día, espero encontrar algo más tranquilo que la excursión de Ruakari (la primera). Eso está bien para un espeleólogo y quizás también para un ginecólogo (por la cantidad de partos de glowworms), pero ya me dirás que hacen un ingeniero informático y una fiscal...
    ¡Qué viaje!...Impresionante.

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    1. Jajajaja. Bueno, la segunda excursión es más tranquila e igualmente impresionante con algo menos de adrenalina. A ver si os animáis a venir un día, OS ENCANTARIA!!! :)

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  3. Brutales las primeras cuevas ,no tengo palabras para describir la sensación de peligro que entraña este tour , pero es precioso . Después de esto, que os quedará por hacer ? Ya veo que estoy a años luz de vosotros . Las segundas cuevas son preciosas ,mágicas,parecen hadas de luz . Ahí llegó .
    Este debe de ser la mejor experiencia de vuestras vidas , disfrutad😘😘

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