¡Buenos días!
Perdonad la demora en la publicación pero es que en el hotel en el que nos encontramos ahora aún deben vivir con módems de 56K porqué no tengo suficiente ancho de banda como para cargar cualquier web de este siglo. Así que hago lo que puedo ;) - Veréis que he consolidado dos días, puesto que gran parte del día de hoy ha sido ruta y no quiero aburriros más de lo necesario. Dicho esto, dejadme ponerme en el papel de hace dos días... ejem ejem.
¡Pues bien! Hoy pasaremos las últimas horas en Auckland antes de emprender nuestro viaje hacia la Polinesia Francesa y las islas de Tahití, Moorea y Bora Bora. Una primera curiosidad del día es que viviremos el día 02 de Noviembre para volver en el pasado y revivirlo de nuevo. ¿El truco? Pues que en Auckland estamos en foso horario GMT +13H y en Tahití es foso horario GMT -10H. Eso sí, el fenómeno temporal tiene un peaje, y es que al vivir dos veces un día... ¡nos comeremos uno en el futuro!
La única visita que hemos agendado esta mañana en Auckland ha sido el enorme Auckland Domain Park, a unos 30 minutos a pie del hotel. Teníamos pensado visitar el Victoria Park pero ya lo vimos de pasada cuando fuimos a visitar la zona de Winyard Quarter. Lo atractivo del paseo es que te acerca a la zona universitaria, especialmente en un día laborable donde hay más actividad. El parque es bonito, lleno de árboles ancestrales (donde hemos trepado cuando no hemos visto guardas) y con diferentes jardines de acceso gratuito que es interesante visitar, como el jardín de invierno (Domain Wintergardens). También se puede encontrar el Museo Memorial de la Guerra (Auckland War Memorial Museum), que finalmente no visitamos porqué (1) nos faltaba tiempo para verlo tranquilos y (2) tampoco nos suscitaba mucho interés, aunque es cierto que nos han hablado bien del mismo. Así que ya sabéis, ¡si venís por aquí hacedle una visita y dejadnos saber si tenemos que volver a Nueva Zelanda a verlo! ¡Y que no se me olvide! Noe aprovechó de nuevo para hacer otra croqueta, aprovechando la tranquilidad del parque y las pendientes llenas de hierba. Bueno, y Herbie se marcó algún que otro paseo con cierto eco en las redes, ¡pero eso ya es historia para otro día!
Tras descansar en la hierba del parque y repetir la caminata de ida, pero de vuelta, hemos cogido un avión desde Auckland hasta Tahití. Aunque pueda parecer cercano, la travesía entre Nueva Zelanda y la Polinesia Francesa requiere algo más de cinco horas de avión. Yo he aprovechado la ruta para adelantar blog y Noe para descansar un rato. Al llegar ya era tarde en Tahití, pero aún así había una banda de música preparada para darnos la bienvenida, al estilo Hawaiano (o no sé si es el estilo Polinesio, ¡me tendré que documentar!). En realidad sólo paramos aquí porqué se trata de la puerta de acceso a la Polinesia Francesa, y mañana cogeremos otro avión que nos llevará a Moorea por un par de días... así que avancemos unas cuantas horas.
Nos hemos levantado pronto para coger el avión hacia Moorea. Al tratarse de un vuelo entre islas, el embarque es más ágil y no hace falta llegar con tanta antelación, así que hemos llegado al aeropuerto algo más de una hora antes. ¡Y nos han dado 5Kg más por maleta por estar certificados en buceo! El vuelo ha durado unos 20 minutos, a bordo de un avión venido a más (por no llamarle avioneta). Al llegar nos hemos dado cuenta de que, realmente, Moorea no es la isla turística de la Polinesia Francesa. El "aeropuerto" es pequeño y hay pocos servicios. Lo bueno es que todo funciona como un reloj, ¡parece que estemos en una colonia inglesa en vez de francesa!
De camino al hotel hemos parado a ver el paisaje. Es sobrecogedor, con un mar azul claro con distintas tonalidades, y hoteles con habitaciones sobre el mar (overwaters) que se extienden mar adentro. Así que había llegado el momento de disfrutarlo, y no hemos pedido ni un minuto. Al llegar al hotel hemos reservado actividades para los dos siguientes días, empezando por un tour de motos acuáticas (Jet Ski Tour) que veréis que ha valido mucho la pena. Como nota de color comentar que alrededor del hotel había una compañía llamada Albert, para variar desde que hemos llegado a las antípodas. ¡Estaba plagado de anuncios de diferentes actividades con mi nombre! Nos hemos reído un rato, como os podéis imaginar. ¡La comida en el hotel era deliciosa! Nos hemos hartado a tartar de pescado y sushi, sabiendo que el pescado es lo único que se consume en las islas que es local, además de la fruta.

El tour ha ido genial. Nuestro guía, Teiva, ha sido fantástico en el trato y en su conocimiento de la isla y su fauna. Noemí ha sido la conductora de la moto de agua en la ida, mientras yo me he entretenido haciendo fotos y disfrutando del trayecto. ¡Nos ha parecido muy divertido! Hemos hecho algunas paradas para ver el paisaje pero la más impactante ha sido la parada en la que hemos hecho "snorkel". La zona estaba plagada de mantas (stingrays) y tiburones (blacktips & lemon sharks), que paseaban alrededor nuestro sin alterarse. O sí. A las mantas se les alimenta con atún, y vienen disparadas cuando ven parar las motos de agua (especialmente "Lucy", amiga de guía). Impactan al principio, pero les hemos perdido el miedo rápido. ¡He llegado a darles un beso! También nos han enseñado a alimentarlas, pero luego se comportan como los perros y te persiguen para que les des de comer (lo que sí asusta un poco). Suelen vivir unos 15-25 años (y sus primas las mantas, ¡el doble!). En todo caso nos hemos alejado de su aguijón en la medida de lo posible, la leyenda de Steve Irwin aún resuena en nuestra memoria y el animal da respeto, aunque sea aparentemente inofensivo. La experiencia ha sido espectacular, sobretodo el poder ver como tiburones, mantas y peces de distintas especies coexisten junto a tí sin miedo pero con respeto (los tiburones se llevaban algún pez a la boca de vez en cuando, además de darle un pequeño aviso de proximidad a nuestra GoPro). Nos hemos hecho una buena tanda de fotografías, y como Noe está más fuerte que yo, hemos reinventado la típica foto de "luna de miel" con ella cogiéndome a mí. El guía se partía.
A la vuelta he hecho yo de conductor y Teiva ha puesto una marcha más. ¡Así que he tenido que aprender a conducir moto de agua a marchas forzadas! Pero no deja de ser como un videojuego, puesto que en el fondo sólo se utiliza activamente la palanca que se encuentra en el manillar derecho. El resto del día lo hemos pasado en el hotel, descansando y disfrutando de la piscina privada de 2x3 metros que teníamos en la habitación. ¡Y estaba hirviendo gracias al sol del día! También hemos disfrutado de la happy hour del hotel, en la que hacen cócteles deliciosos (sí, Noe ha aprovechado para lanzar un chupito challenge, como os podéis imaginar). En resumen, un día tranquilo pero muy redondo. ¡Veremos mañana!
¡Un abrazo! ¡Nana! (¡hasta la vista!)
Perdonad la demora en la publicación pero es que en el hotel en el que nos encontramos ahora aún deben vivir con módems de 56K porqué no tengo suficiente ancho de banda como para cargar cualquier web de este siglo. Así que hago lo que puedo ;) - Veréis que he consolidado dos días, puesto que gran parte del día de hoy ha sido ruta y no quiero aburriros más de lo necesario. Dicho esto, dejadme ponerme en el papel de hace dos días... ejem ejem.
¡Pues bien! Hoy pasaremos las últimas horas en Auckland antes de emprender nuestro viaje hacia la Polinesia Francesa y las islas de Tahití, Moorea y Bora Bora. Una primera curiosidad del día es que viviremos el día 02 de Noviembre para volver en el pasado y revivirlo de nuevo. ¿El truco? Pues que en Auckland estamos en foso horario GMT +13H y en Tahití es foso horario GMT -10H. Eso sí, el fenómeno temporal tiene un peaje, y es que al vivir dos veces un día... ¡nos comeremos uno en el futuro!
La única visita que hemos agendado esta mañana en Auckland ha sido el enorme Auckland Domain Park, a unos 30 minutos a pie del hotel. Teníamos pensado visitar el Victoria Park pero ya lo vimos de pasada cuando fuimos a visitar la zona de Winyard Quarter. Lo atractivo del paseo es que te acerca a la zona universitaria, especialmente en un día laborable donde hay más actividad. El parque es bonito, lleno de árboles ancestrales (donde hemos trepado cuando no hemos visto guardas) y con diferentes jardines de acceso gratuito que es interesante visitar, como el jardín de invierno (Domain Wintergardens). También se puede encontrar el Museo Memorial de la Guerra (Auckland War Memorial Museum), que finalmente no visitamos porqué (1) nos faltaba tiempo para verlo tranquilos y (2) tampoco nos suscitaba mucho interés, aunque es cierto que nos han hablado bien del mismo. Así que ya sabéis, ¡si venís por aquí hacedle una visita y dejadnos saber si tenemos que volver a Nueva Zelanda a verlo! ¡Y que no se me olvide! Noe aprovechó de nuevo para hacer otra croqueta, aprovechando la tranquilidad del parque y las pendientes llenas de hierba. Bueno, y Herbie se marcó algún que otro paseo con cierto eco en las redes, ¡pero eso ya es historia para otro día!
Nos hemos levantado pronto para coger el avión hacia Moorea. Al tratarse de un vuelo entre islas, el embarque es más ágil y no hace falta llegar con tanta antelación, así que hemos llegado al aeropuerto algo más de una hora antes. ¡Y nos han dado 5Kg más por maleta por estar certificados en buceo! El vuelo ha durado unos 20 minutos, a bordo de un avión venido a más (por no llamarle avioneta). Al llegar nos hemos dado cuenta de que, realmente, Moorea no es la isla turística de la Polinesia Francesa. El "aeropuerto" es pequeño y hay pocos servicios. Lo bueno es que todo funciona como un reloj, ¡parece que estemos en una colonia inglesa en vez de francesa!
De camino al hotel hemos parado a ver el paisaje. Es sobrecogedor, con un mar azul claro con distintas tonalidades, y hoteles con habitaciones sobre el mar (overwaters) que se extienden mar adentro. Así que había llegado el momento de disfrutarlo, y no hemos pedido ni un minuto. Al llegar al hotel hemos reservado actividades para los dos siguientes días, empezando por un tour de motos acuáticas (Jet Ski Tour) que veréis que ha valido mucho la pena. Como nota de color comentar que alrededor del hotel había una compañía llamada Albert, para variar desde que hemos llegado a las antípodas. ¡Estaba plagado de anuncios de diferentes actividades con mi nombre! Nos hemos reído un rato, como os podéis imaginar. ¡La comida en el hotel era deliciosa! Nos hemos hartado a tartar de pescado y sushi, sabiendo que el pescado es lo único que se consume en las islas que es local, además de la fruta.

Me faltan las palabras ,es precioso y los tiburones pequeños son una monada, no se ven peligrosos . El árbol milenario es impresionante y Noe está espectacular .😘😘😘
ResponderEliminarMe ha hecho gracia lo de tiburones pequeños cuando miden 4 metros jejeje. Los árboles del parque eran preciosos. Más que un árbol había un montón, muy bonito de ver. Noe está siempre guapa ;)
EliminarParece q no puedan existir lugares tan bonitos. La naturaleza exuberante, unos colores preciosos.
ResponderEliminaruna de las flores q me recuerda a las orquídeas, me gustaría ponerla de salvapantallas, aunque después pondría otra y luego otra. Jeje todas!!!!!!
Por el aspecto q tenéis porq se nota q lo pasáis muy bien..
De hecho había una galería de orquídeas muy bonitas!! La verdad es que de momento todo va genial, ¡crucemos dedos! :)
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